EL TRANSPLANTE DE CELULAS PRECURSORAS Y LA REPARACION DEL MIOCARDIO INSUFICIENTE
"Lo que sabemos y lo que ignoramos hoy." JUAN C. LINARES CASAS
Departamento de Cardiología, Centro de Medicina Interna de Rosario.
Dirección postal: Juan C. Linares Casas. Departamento de Cardiología, Centro de Medicina Interna de Rosario. Av. Corrientes 791. 2000
Rosario. Santa Fe. Argentina.
e-mail: linarescasas@arnet.com.ar
El objetivo primario de la terapia celular postinfarto consiste en repoblar la cicatriz necrótica con células potencialmente contráctiles que puedan injertarse en número suficiente para sustituir a los cardiomiocitos muertos y restaurar la función de estas áreas akinéticas. Conceptualmente, este objetivo puede alcanzarse mediante tres vías diferentes:
la primera consiste en estimular a los cardiomiocitos residuales a reentrar en un ciclo mitótico, posibilidad que aún parece lejana.
La segunda estrategia se sustenta en la terapia génica y consiste en la transformación de los fibroblastos de la cicatriz miocárdica en células contráctiles mediante transfección génica o con el uso de factores de crecimiento, que tiene sustento experimental aún no del todo definido.
La tercera alternativa consiste en la provisión de células exógenas con potencial contráctil en la zona infartada. Sin lugar a dudas, esta estrategia es la más realista y, en consecuencia, ha sido la más investigada. Si dejamos de lado las investigaciones de trasplante con cardiomiocitos fetales y células embrionarias, cuya utilización presenta serias limitaciones de índole ética e inmunológica, existen varias estrategias destinadas a regenerar miocardio irreversiblemente perdido que están mostrando resultados muy promisorios y que analizaremos a continuación.
Las células madre (stem cells) (SC)
Durante el desarrollo embrionario normal, el huevo fertilizado y totipotente se diferencia en una gran variedad de tipos celulares que formarán los órganos adultos. Muchos órganos maduros (médula ósea, piel e intestino delgado, entre otros) conservan una cantidad de células precursoras indiferenciadas que son capaces de autorenovarse y de diferenciarse en al menos uno o más tipos de células maduras. Estas células precursoras inmaduras e indiferenciadas, no especializadas, son las células madre o troncales (o stem cells de la literatura de habla inglesa).
Uno de los descubrimientos mas recientes que han revolucionado la biología de las células madre es que se han detectado SC en órganos que se presumía que carecían de potencial regenerativo, como el cerebro y los músculos. Así, se ha comprobado que varias áreas del cerebro contienen células madre que mantienen su capacidad de proliferar y diferenciarse en los diferentes tipos de células neurales (neuronas, astrocitos y oligodendro-citos). De modo similar, las células madre del músculo esquelético (mioblastos) pueden ser cultivadas y trasplantadas en músculos receptores para reparar un daño tisular.
El trasplante celular para reparar al corazón
Células madre de médula ósea
Las células madre de la médula ósea, en contraste con las stem cells embrionarias (SCE), son extraídas de los adultos y utilizadas para trasplante sin tropezar con los problemas éticos e inmunológicos inherentes al uso potencial de las SCE, pero su plasticidad es menor. Entre los numerosos trabajos experimentales que avalan su uso, cabe mencionar el de Orlic y Anversa, quienes implantaron células madre de MO que expresaban una proteína verde fluorescente que permitía la identificación de sus progenies en animales con infarto experimental. A los 9 días, los autores observaron que el 68% del área miocárdica afectada estaba ocupada por células con características de cardiomiocitos, células musculares lisas y células endoteliales, con una mejoría concomitante de la función cardíaca. Así demostraron que las células madre de la MO pueden generar miocardio de novo y reducir el remodelado postinfarto. Otro estudio reciente demostró que las SC de la médula ósea humana son capaces de originar células endoteliales cuando son trasplantadas en ratas con infarto experimental. De esta manera se demostró que las células de progenie hematopoyética fueron capaces de transdiferenciarse y dar origen a un tejido distinto, como son los vasos sanguíneos.
En los últimos meses se han publicado varios estudios de trasplante autólogo de MO en el hombre. Se trata de ensayos en fase I, con escaso número de pacientes, que han utilizado diferentes vías de administración: intracoronaria, transendocárdica con mapeo e intraquirúrgica. No se presentaron arritmias severas ni otros efectos adversos de significación. Se observó mejoría de la FE en los casos graves, reducción del volumen sistólico y telesistólico, aumento de la contractilidad regional y una mejor clase funcional, por lo cual podemos concluir que el trasplante de células madre de MO es un procedimiento factible, seguro y que beneficiaría el proceso de remodelado ventricular.
Si bien podemos calificar a estas experiencias iniciales como espectaculares, debemos hacer notar que aún no existen datos sobre la supervivencia celular en el largo plazo, ni está demostrado que las mismas se acoplen mecánica y eléctricamente con las células receptoras y que propaguen adecuadamente el impulso. La MO, por otra parte, contiene escasas SC, que son difíciles de mantener y reproducir in vitro, creciendo con extrema lentitud.
La terapia con células madre está en sus comienzos, al igual que la terapia génica. Y, a pesar de los múltiples interrogantes que despierta, constituye una promesa gigantesca para el tratamiento de las patologías que se acompañan de degeneración o necrosis tisular y disfunción celular.